Hoy hablamos de cómo deberían ser, o no ser, las visitas a la recién mamá y su bebé tras el parto.
En primer lugar, hay muchas razones por las que NO debemos visitar a la mamá y su bebé en el HOSPITAL tras el nacimiento, os menciono algunas.
A nadie le gusta pisar un hospital, pero cuando se trata del nacimiento de un bebé, allí estamos todos llenando la habitación de la mamá y su recién nacido, cada uno de nosotros con un tono de voz diferente, una conversación, un perfume y una opinión. Seguro que con buena intención, con todo el cariño del mundo, pero ¿es lo mejor para esa mamá y su bebé?
No es lo mejor, ni para la mamá, ni para su bebé. Habrá mucho tiempo de visitar a la nueva familia, pero ese, precisamente, no es el mejor momento.
- Un proceso de parto requiere muchísimo gasto de energía por parte de mamá y bebé. Tras el nacimiento y después del amamantamiento, el bebé entrará en el llamado estado de letargo, en el que dormirá varias horas (pueden estar durmiendo hasta 6-8 horas). Por otro lado el descanso tranquilo de mamá tras todo el proceso de parto, previene la depresión posparto en el puerperio. Si tenemos visitas, el descanso no es posible, ni mamá ni bebé podrán descansar cuando lo necesiten, ya que habrá personas a las que atender.
- Durante las primeras horas tras el nacimiento, tienen lugar multitud de procesos psíquicos guiados por las hormonas del parto, que siendo respetados (con intimidad) fomentan un posparto saludable.
- Los picos hormonales que mamá y bebé alcanzan tras el parto son inigualables e irrepetibles, la oxitocina (hormona de la vida, del amor y de la intimidad) alcanza unos picos elevadísimos que hacen que mamá y bebé se enamoren mutuamente, favoreciendo el mejor establecimiento del vínculo materno-filial entre ambos. Pero para que esto ocurra es necesario un contacto estrecho piel con piel, sin interrupciones y con mucha intimidad. Algo que no conseguiremos si hay visitas.
- La clave del buen establecimiento de la lactancia materna y mayor producción en los próximos meses, son las primeras horas de lactancia. Necesitamos un agarre precoz del bebé al pecho (a ser posible tras el nacimiento, o en la primera hora), efectivo (con un agarre correcto) y frecuente (a demanda, que en las primeras horas de vida será casi continuamente). Si tenemos visitas probablemente mamá se sienta obligada a dejar las tomas para después, interviniendo de forma negativa en la lactancia.
- Acaba de comenzar una nueva vida al otro lado de la piel, pero también una nueva maternidad y una nueva paternidad, es un periodo de adaptación en la que las primeras horas son delicadas para ubicarnos y adquirir nuestro nuevo rol. Es un proceso íntimo y privado entre mamá, papá y bebé.
- Somos mamíferas, lo que implica gestar como mamíferas, parir como mamíferas y «puerperar» como tal. ¿Crees que una leona permitiría que tocaran a sus crías tras el nacimiento? Ni siquiera podríamos acercarnos. Pues eso es exactamente lo que opina nuestro cerebro, no queremos que nadie toque a nuestras crías, ni mucho menos que las cojan. Sin embargo algo nos diferencia de esa leona, y del resto de mamíferas: hemos desarrollado una parte en nuestro cerebro llamada neocortex, lo que nos ha permitido evolucionar, ser capaces de razonar, planificar y tener un lenguaje, pero a veces, también nos lleva a desconectar de nuestros propios instintos, de nuestro cerebro más primitivo, más mamífero. Ese neocortex nos dice que debemos respetar la deseabilidad social, los ideales sobre cómo una mujer debe recibir a las visitas de forma amable, sin mostrar incomodidad. Esa contraposición entre nuestros instintos mamíferos y lo que la sociedad nos impone nos crea sentimientos de culpa.
“No debo ser desagradable, es normal que quieran coger al bebé, debo permitirlo, sino pareceré grosera…”
- Y lo que nadie te dice es que esa contradicción que sientes es completamente normal, son tus instintos cuidando de esa criatura que acaba de nacer, de la que no te quieres separar ni un centímetro, como buena leona, evitando que nadie se le acerque ¿Y si dejamos de ir en contra de nuestros instintos?
En segundo lugar, hablamos de las visitas al HOGAR de la nueva familia. Debemos respectar ciertas pautas para ir a conocer al nuevo bebé.
- Lo recomendable es esperar, al menos, 15 días tras el nacimiento del bebé.
- Llama un rato antes de ir y, por supuesto, pregunta si les viene bien tu visita o prefieren que sea en otro momento. La organización en casa los primeros días puede ser caótica, y no sabemos cómo esa visita puede encajar en la planificación de la nueva familia.
- Piensa que todo el mundo se ha centrado durante meses en la llegada de ese bebé, seguramente tengan exceso de bodies, pañales, pijamas y mantas de bebés, sin embargo una buena fiambrera de comida, una cesta de fruta y verduras frescas o el postre favorito de mamá van a ser muchísimo más útiles, ahora que no hay tiempo de cocinar o de ir a la compra.
- No lleves ningún tipo de perfumes cuando vayas a visitar a un bebé, tienen el sentido del olfato muy desarrollado y sensible.
- No OPINES, si no te han preguntado.
- Respeta minuciosamente las pautas de higiene que requiere el sistema inmunológico de un bebé recién nacido: Lávate las manos en cuanto llegues. Nunca vayas a visitar a un bebé si crees que puedes estar enfermo (incluyendo un simple resfriado o catarro). En caso de que la mamá TE OFREZCA coger al bebé, colócate una muselina/gasa sobre tu ropa, podemos traer bacterias que no queremos que lleguen al bebé. No beses al bebé, ni sus manos, ni su carita, por muchas ganas que tengas, su sistema inmune es muy delicado. Pregunta si prefieren que te dejes la mascarilla puesta.
- Respeta siempre el amamantamiento y el sueño del bebé.
- Pregúntale a mamá qué tal se encuentra, o si necesita algo. El posparto es muy vulnerable y muchas veces nos olvidamos de que junto a ese bebé hay una nueva mamá (ya sea primeriza o no).
- El tiempo de la visita debe ser corto.